El día de ayer llego la nueva estación y los cambios bruscos de temperatura marcan la necesidad, entre otras cosas, de prestarle más atención a la piel y reparar algunos daños que derivan del verano.
No es inusual que durante los primeros meses del año este órgano pierda tonicidad, se reseque con facilidad o envejezca en forma precoz. También puede ocurrir que surjan manchas inesperadas y hasta se profundicen algunos pliegues faciales.
Entonces, surgen las dudas: ¿Cómo devolverle su aspecto natural? ¿Qué recomendaciones se pueden seguir para protegerla de los efectos nocivos del otoño?
Especialistas en dermatología consultados por El Centro cosmético de occidente brindaron algunas claves para tener en cuenta. A continuación, un resumen con las principales sugerencias.
- HIDRATACIÓN:
Las manos y la cara están expuestas en forma constante a las inclemencias del tiempo, con lo que la consulta por dermatitis es habitual. En consecuencia, resguardar estas zonas con protector solar e intensificar la hidratación se vuelven hábitos imprescindibles.
¿Qué utilizar? Para lograrlo, los especialistas recomiendan usar cremas emolientes. Ellas le devuelven la flexibilidad y textura que la piel necesita tener.
¿Cuándo realizarlo? El mejor momento para aplicar la crema emoliente es después de la ducha porque los poros permanecen abiertos. Es aconsejable esparcirla por todo el cuerpo y repetir este proceso entre dos y tres veces por día todos los días.
- HUMEDAD ADECUADA: Es necesario mantener un nivel óptimo de humedad en el hogar. La calefacción reseca el ambiente y, por lo tanto, la piel. No olvidar que la sequedad es uno de los grandes inconvenientes de la piel durante esta estación.
- RECETAS CASERAS: Al disminuir la temperatura ambiente, las personas tienden a bañarse con el agua más caliente. Esta práctica resulta nociva para la capa más superficial de la piel. Por eso, los médicos aconsejan usar jabones cremosos o sucedáneos del jabón, no emplear esponjas abrasivas (frotar la piel lo menos posible) y secarse «con golpecitos».
- CONTROL MENSUAL:
Para prevenir daños mayores o enfermedades es recomendable revisar la piel una vez al mes. Lo ideal es seleccionar una fecha de cada mes y así facilitar el registro. Recordar que un chequeo mensual de la piel puede ayudar a detectar en fase temprana cáncer de piel, por ejemplo.
¿Cómo hacerlo? Se debe tomar un espejo de mano para revisar los lugares que no pueden verse fácilmente. Los dermatólogos mencionan la regla del «ABCDE», una técnica que contribuye a detectar signos por los que es recomendable hacer una consulta.
A. Por asimetría: un lunar que, al dividirse en dos, no es simétrico.
B. Por borde: un lunar que tiene bordes irregulares o aserrados.
C. Por color: cuando el color es heterogéneo, es decir hay zonas más oscuras, más claras o tiene colores múltiples como azul, rosado, violeta o gris.
D. Por diámetro: un lunar de más de 0,6 cm. de diámetro.
E. Por elevación: un lunar que está por encima de la piel.
PIELES ESPECIALES:
- Labios. Es una de las pieles más finas del organismo, por lo que sufre mucho el frío. Cuando la producción de sebo no es la adecuada, el labio se reseca en exceso. Este fenómeno empeora con el frío, siendo que se trata de un inductor del resecamiento. Para revertir esta situación se puede recurrir a la tradicional manteca de cacao o muchísimas cremas disponibles en el mercado que recuperan la cubierta lipídica y revierten el proceso.
- Pieles con rosáceas. Quienes sufren de cuadros de rubefacción facial o enrojecimiento facial repetitivo se ven perjudicados por los cambios de temperatura. El frío es malo, pero peor es darse una ducha a 50 grados y luego enfrentar las bajas temperaturas de la mañana. Para esta condición, existen cremas con prescripción médica, aunque pero también son muy recomendadas las compresas con té de manzanilla, la melaza de las hojas de aloe y las máscaras de yogur frío.
- Pieles con eczemátide. Son las que evidencian una descamación, que se agrava por el cambio de estación. Conviene consultar con el médico antes de aplicarse cualquier producto, que por lo general suele relacionarse con tratamientos basados en cremas antifúngicas.
- Pieles con sabañones. En la actualidad representan casos raros, pero en la época en la que la gente sufría mucho más frío se localizaban en las manos y los pies. Son fenómenos microvasculares que duelen con el frío y pican con el calor.
- Pieles que cambian de color con cierto patrón. Hay personas cuyas manos se ponen blancas, después azules y luego rojas congestivas (en el orden de la bandera francesa) bajo los efectos del frío de la mañana. En estos casos, también, conviene hacer una consulta porque puede ser un cuadro que derive en enfermedades articulares..